“Alito está concentrando las decisiones”, “se otorgan poderes supremos al líder nacional”, “se busca imponer candidatos y alianzas”, “se erigió en el gran autócrata”, “pone al PRI al servicio de la 4T”.
Ésas son algunas de las aseveraciones que han realizado algunas personas tras la aprobación en el Consejo Político Nacional del PRI de la reforma y adición a 41 artículos de nuestros Estatutos, y debo responder con toda contundencia, claridad y compromiso que se equivocan, eso no es lo que busca la decisión colegiada de los sectores que no solo ha tomado el Consejo Político Nacional del PRI, sino también los Consejos Políticos Estatales.
El objetivo es justamente el contrario: evitar a toda costa que otros partidos y personajes políticos, ajenos a la militancia del PRI, influyan en decisiones que solo nos concierne a las y los priistas.
Quienes le han fallado al PRI, esos que son los campeones de las plurinominales que, desde las sombras de sus mansiones, en medio de sus privilegios y escondidos, pretenden dirigir por control remoto a detractores porque ellos no tienen credibilidad ni legitimidad para hablar con la militancia, les advertimos que el PRI no es moneda de cambio para lograr su impunidad y que tienen que responder por sus actos.
Ya no más acuerdos en lo oscurito ni colados en nuestras listas. Quienes se fueron del PRI, que se arreglen como puedan, pero no pretendan seguir beneficiándose de él. Al PRI se le respeta.
Se equivocan quienes señalan que desde la dirigencia nacional se busca imponer candidatos, pues desconocen la naturaleza, lógica e historia del partido político más grande de México y con mayor futuro: nuestra fuerza no está en los cargos ni en los privilegios, sino en la militancia, en ésa que se parte el lomo defendiendo al Partido no solo en las elecciones, sino en la propia mesa de su casa, en el mercado y en las plazas públicas; en esas grandes mujeres que han forjado a nuestro Partido, en esos invaluables hombres que se la rifan por el PRI y en esos jóvenes que con compromiso, frescura y vitalidad lo consolidan.
Pobre de aquel o aquella que busque imponer candidatos en el PRI, porque se topará con la militancia mejor organizada y más numerosa del país; la misma que el año pasado, en una jornada histórica, nos eligió a Carolina Viggiano y a mí para conducir al PRI y garantizar su unidad y apego de su actuar a los principios de justicia social y democracia. A ello responden los cambios estatutarios realizados.
Es momento de que el PRI respete, honre y valore a su militancia de a de veras. ¡Nunca más plurinominales a oportunistas que buscan llegar a las cámaras para beneficiarse y desconocer los principios, valores y objetivos del PRI! ¡Nunca más dirigencias sin la participación decisiva de mujeres y jóvenes priistas! ¡Nunca más cuotas de cuates! ¡Nunca más candidaturas para personas culpables de ejercer violencia política de género!
Las y los priistas hemos reformado nuestros Documentos Básicos con inteligencia, visión de Estado y con la mira puesta en el presente y en el futuro de México, garantizando una misma línea de acción.
Las actuales circunstancias son de extrema gravedad para el país. En ninguno de los 77 años en los que un priista encabezó el Poder Ejecutivo Federal se condujo a México al deplorable estado en el que hoy se encuentra, pues la pandemia ha calado hondo por el desorden gubernamental, miopía política y destrucción de las instituciones públicas que durante décadas garantizaron la supervivencia y calidad de vida a las familias mexicanas.
Por tales razones, con los cambios realizados se prioriza el trabajo territorial que solo las y los priistas sabemos hacer.
El covid-19 no detiene al PRI, como tampoco lo hicieron quienes buscaban conservar sus nichos de poder y de negocio, y logramos realizar la primera reunión del Consejo Político Nacional en plataforma digital.
El PRI está listo para defender con más brío al pueblo de México frente a los embates de un gobierno irresponsable, incapaz y anquilosado.
*Presidente Nacional del PRI