Opinión

Oportunidad de crecimiento para México rumbo al TMEC

Hiram Hernández Zetina

Si bien es cierto que, para México, el TLCAN ha servido como instrumento para lograr crecimiento en algunas variables, el mismo definitivamente no puede continuar siendo la estrategia para lograr crecimiento económico sostenido, menor desigualdad de la distribución del ingreso (así como menor pobreza), mejor empleo remunerado y un aumento del nivel de vida para los mexicanos.

Recientemente, en el marco de negociación del nuevo T-MEC, México aceptó la imposición de una cláusula que pondrá en peligro la ventaja competitiva de mano de obra barata que actualmente tiene en el sector automotriz: El 40% en el caso de vehículos ligeros y 45% en el caso de pick-ups, deberán ser producidos en aquella zona que ofrezca un salario mínimo de 16 dólares la hora, lo que resulta una victoria en la negociación para EE. UU. Por lo anterior, resulta fundamental que cuanto antes se impulsen políticas que vayan orientadas al fortalecimiento de la industria mexicana para lograr la generación de verdadero valor agregado en las exportaciones. La consigna debe ser implementar políticas públicas orientadas a generar tecnología exportable, por lo que se sugiere cambiar de la estrategia Export-led growth a una estrategia de Innovation and Technology export-led growth.

Por si fuera poco, México debe pensar en el futuro, contemplar una agenda de política comercial que diversifique su producción en el mediano y largo plazo a distintos mercados del mundo, como el europeo y el asiático, de tal manera que sea posible evitar shocks económicos negativos derivados del posible riesgo de una nueva amenaza de rompimiento del T-MEC por parte de EE. UU. o Canadá.

De igual forma, es preciso atender las recomendaciones que proponen Blecker, Moreno-Brid y Salat en “La renegociación del TLCAN: un enfoque alternativo para la convergencia y la prosperidad compartida”, publicado en Economía Informa: impulsar un desarrollo económico con igualdad en nuestro país y fomentar una participación mucho más activa del Estado en la economía para lograr un nuevo pacto de desarrollo con una mayor inversión pública y una política industrial verdaderamente dinámica. Más que un riesgo de crisis inminente, rumbo al T-MEC, México se encuentra frente a una oportunidad histórica para dar un viraje definitivo en sus políticas que, por fin, le permitan alcanzar crecimiento económico sostenido y elevado, tecnología exportable y un aumento del nivel de vida de la población mexicana.

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