Opinión

Dividir a Ecatepec es una propuesta errónea e inoportuna

Pedro Lichtle*

Que nadie provoque desórdenes en una ciudad

en la ilusión de que luego podrá frenarlos a su antojo

o encauzarlos según sus deseos.

Maquiavelo

 

En México, hay quienes promueven falsos debates públicos como estrategia para justificar resultados desfavorables y generan expectativas sin demostrar resultados para así posicionar sus agendas políticas. Desafortunadamente, esa parece ser la práctica más cotidiana en estos tiempos, a pesar de la masificación de la información y el hartazgo social.

En semanas pasadas, el grupo parlamentario de Morena, en el Congreso del Estado de México, presentó una propuesta para dividir Ecatepec en dos municipios con la finalidad de mejorar la eficiencia administrativa, presupuestal y política, al reducir la magnitud del municipio. Dicha propuesta fue aplazada, aunque no descartada.

La propuesta es inoportuna y errónea principalmente por tres motivos. El primero es porque abre un frente de análisis cuando se requieren más esfuerzos públicos en torno a la pandemia y la reactivación económica, particularmente de quienes están interesados y representan a la población de Ecatepec. Hoy día es uno de los municipios más afectados por la crisis: lidera en casos y defunciones por COVID-19 entre los municipios del país. Quienes defienden la división, están dando la espalda a la población y la de soluciones inmediatas ante la crisis.

El segundo motivo es porque la propuesta no resuelve la debilidad institucional, ni la escasez de recursos para atender la política pública. Reducir el tamaño del municipio es un planteamiento con una visión acotada. Por un lado, el tamaño del municipio no es causante de la escasez de recursos. Las deficiencias en la administración, la dependencia de las transferencias y aportaciones, así como la escasa recaudación, sí son causantes de ello.

La composición de los ingresos de Ecatepec, en 2019, fue 85.2% derivado de aportaciones y transferencias y sólo 14.8% por recaudación. La propuesta no plantea un mecanismo claro sobre la composición de los ingresos municipales, por lo que la base fiscal de la propuesta tendería a reducir los ingresos e incrementar los costos. Esto es debido a que algunos de los criterios en la asignación presupuestal a municipios son con base en el esfuerzo recaudatorio y el tamaño de la población, mientras que la división conllevaría costos sociales, administrativos y burocráticos, puesto que se necesitaría infraestructura física y humana, así como recursos para hacer frente al desgaste social.

Adicionalmente, hoy día pierde credibilidad el argumento sobre la escasez de recursos, cuando la presente administración en Ecatepec, del mismo partido de quienes plantearon la propuesta, tuvo un subejercicio en 2019 de poco más del 5% del presupuesto anual. Si bien puede parecer poco, no se ejercieron más de 168 millones de pesos destinados a obra pública en bienes de dominio público, casi el 25% del presupuesto autorizado para inversión pública. En todos los gobiernos son escasos los recursos, pero unos los emplean mejor que otros.

Por otro lado, la crisis de gobernabilidad no es una consecuencia de la magnitud del municipio, sino de la ausencia de mecanismos de legitimación, la falta de redes y la ineficacia del gobierno en turno. Por ello, las mejores prácticas en el tema sugieren que, en un entorno fragmentado y diverso, localizar los lugares de poder efectivos y la inclusión de actores no gubernamentales, como la sociedad civil organizada, grupos de empresarios y centros de investigación, entre otros, pueden mejorar la forma de gobernar y brindar los recursos necesarios para implementar mejores políticas públicas.

El tercer motivo es que los retos que utilizan para sustentar la propuesta no son únicos de Ecatepec, sino característicos de los municipios en donde recaen las ciudades y megalópolis en América Latina. La experiencia demuestra que, aunado a los temas fiscales y la eficiencia del gasto, la escasa profesionalización de los servidores públicos en las administraciones municipales y la falta de dinamismo en sus cabildos son factores esenciales de la ineficiencia en la política pública y las deficiencias en la gestión pública. Por consiguiente, el problema se encuentra también en el esquema del municipalismo en México.

En conclusión, la propuesta no tiene los alcances para procurar el un buen gobierno, mejorar la gestión pública y brindar eficiencia a la política pública municipal. El planteamiento es erróneo y está disfrazando otros objetivos. No obstante, si se quiere atender el problema, las soluciones se desprenderán de un debate integral, centrado en la gente y respetando la identidad e historia local y regional. Deseo por el bien de Ecatepec que así se entienda el problema y no se provoquen desórdenes que después no se puedan controlar.

 

*Militante

 

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