La ciudadanía mexicana tiene ante sí la potestad de decidir el futuro de México. Se trata de las elecciones legislativas, gubernativas y municipales más relevantes de las recientes décadas no solo por las responsabilidades en disputa, sino sobre todo por la magnitud de los temas que están en peligro.
Si bien la democracia no se limita a la realización de elecciones, no existe democracia moderna que se precie de serlo sin la realización de elecciones libres, periódicas y competitivas, y en México contamos con el órgano constitucionalmente autónomo que a lo largo de tres décadas ha entregado buenas cuentas a la ciudadanía y hecho valer el respeto de la voluntad popular.
Se trata del Instituto Nacional Electoral (INE) que tiene el reto más grande de su historia, pero también la capacidad, talento y experiencia forjados a lo largo de los años, así como el apoyo invaluable del ejército ciudadano que blinda las elecciones y garantiza imparcialidad en la recepción y conteo de los votos, que le permitirán hacerle frente y superarlo en bien de la República.
La función de las elecciones es legitimar a las autoridades electas, las cuales no reciben un cheque en blanco para hacer y deshacer, sino el mandato de respetar y observar la ley en todo momento, obedecer el mandato popular y responder a las necesidades sociales.
El 6 de junio tendrá lugar una gran fiesta cívica con la participación decisiva de más de 92 millones de ciudadanas y ciudadanos mexicanos que elegirán a las mujeres y hombres que encabecen 15 gubernaturas, 500 diputaciones federales, 635 juntas municipales, mil 63 diputaciones locales, mil 926 alcaldías, 2 mil 122 sindicaturas y 15 mil 105 regidurías.
Es el mayor número de cargos públicos que deberán ser renovados y el mayor padrón electoral en la historia ciudadana de México.
Para el PRI el objetivo es restablecer los frenos y contrapesos que desde el 1 de diciembre de 2018 han desaparecido en el sistema político mexicano en detrimento de toda la población. El Poder Legislativo Federal se encuentra secuestrado por una voluntad, lo cual se ha reflejado en el deterioro de la situación de millones de mexicanos que hoy padecen hambre por la insensatez de desaparecer instituciones y políticas públicas enfocadas a su prevención y atención; miles de mujeres víctimas de la violencia que tuvieron que iniciar este 2021 en el lugar donde las violentan y menoscaban por la absurda decisión de desaparecer refugios y debilitar instituciones abocadas a su ayuda; miles de mexicanos desplazados de sus lugares de origen por la violencia del crimen y la inacción del gobierno federal; miles de enfermos sin atención médica ni medicamentos para su tratamiento; millones de niños sin vacunas; damnificados que ya no cuentan con el apoyo que representaba el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) para rehabilitar viviendas y comunidades; miles de científicos y centros educativos que han visto cancelado el apoyo gubernamental para la continuación de su labor; luchadores sociales y periodistas que han sido desprotegidos por el gobierno federal.
Son millones de mexicanas y mexicanos que han sido víctimas de la improvisación, irresponsabilidad, insensibilidad y corrupción del gobierno de Morena. Se trata de vidas que están siendo coartadas por quienes no han entendido que gobernar exige responsabilidad y acción inmediata.
Son algunos de los temas centrales que están en peligro y que pueden ser atendidos por medio de las elecciones y para los cuales el PRI tiene propuestas de solución inmediata. Las alianzas con otros partidos políticos no son hambre de poder, sino hambre de justicia, de progreso, de bienestar y de salud para México.
La militancia del PRI está desplegada a lo largo y ancho de la República Mexicana para escuchar todas las voces que exigen respuestas y acordar esfuerzos.
El 6 de junio de 2021 debe ser el inicio de la reconstrucción de México. ¡Hagámoslo posible!
*Presidente Nacional del PRI