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Es vital cuidar a los manglares

Los manglares son actores importantes en los esfuerzos por abordar algunos de los grandes desafíos que enfrenta el mundo hoy día. Estos bosques proporcionan una barrera de defensa entre la tierra y el mar, absorben carbono, contribuyen a la seguridad económica y alimentaria, y son el hogar de algunas de las especies más raras y coloridas.

Pero están desapareciendo a un ritmo acelerado. Por ejemplo, más de 80% de los manglares se han perdido en algunas áreas del Océano Índico occidental, uno de los dos hábitats de manglares más significativos del mundo junto con el sudeste asiático.

Debemos atender al llamado del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030): pasar de la degradación a la restauración.

Es importante conservar y preservar un ecosistemas saludable, así podemos mejorar los medios de vida de las personas, contrarrestar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad.

Una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente muestra que los ecosistemas de manglares sustentan las economías globales y locales al respaldar la pesca, proporcionar otras fuentes de alimentos y proteger las costas. De hecho, cada hectárea de bosque de manglar representa un valor estimado de entre US$ 33.000 y 57.000 por año.

En diferentes estudios se demuestra que protegen la tierra y las comunidades costeras de tormentas y tsunamis, del aumento del nivel del mar y de la erosión. Con el mundo en riesgo de vivir un aumento de temperatura de más de 3°C a fines de este siglo, los manglares también son un aliado invaluable en la carrera por adaptarnos. Estos ecosistemas pueden extraer hasta cinco veces más carbono de la atmósfera que los bosques terrestres, y protegerlos es mil veces menos costoso por kilómetro que construir diques de contención.

Las costas, que albergan 40% de la población mundial, se encuentran entre las áreas más densamente pobladas de la Tierra. Su consecuente desarrollo —lo cual incluye la tala de manglares para abrir espacio a edificios y a la cría de peces y camarones—, es el principal impulsor de la pérdida de estos ecosistemas. A nivel mundial, esto ha provocado la desaparición de 20% de los manglares.

La contaminación también juega un papel. Debido a que estos bosques forman una línea protectora entre las costas y el océano, se convierten efectivamente en una «trampa de plástico». Cuando las bolsas de plástico y la basura cubren las raíces y las capas de sedimentos, pueden privar de oxígeno a los manglares y causar daños a los animales marinos.

Antes de plantar nuevos manglares, es importante comprender la causa de la degradación o desaparición de los bosques. Cuando el motivo de la afectación puede eliminarse, como es el caso de la contaminación y la sobreexplotación, los manglares pueden recuperarse de forma natural.

Cuando la recuperación requiere la intervención humana, es importante seguir pasos clave, como involucrar a las comunidades locales, seleccionar plántulas nativas y establecer un vivero en funcionamiento. Para obtener más información, se pueden seguir las Directrices para la restauración de manglares del PNUMA que detallan cada paso del proceso.

 

Información: ONU

Fotografía: UNDP Cuba

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