Mi interés por darle la importancia necesaria a la capacitación para toda la ciudadanía data de tiempo atrás, pero al percatarme dentro de mi carrera profesional —en la administración pública y en cargos de elección popular— de la falta de difusión de información del tema de perspectiva de género y de una variedad de casos en detrimento de ciudadanas inmersas en el sector público, considero debe atenderse de inmediato esta situación.
Aunque el contexto mundial actual nos exige atender otros problemas de la administración pública, enfocados primordialmente al sector salud, no debemos permitir que el tema de perspectiva de género se termine ocultando, sea desplazado u olvidado.
Conocedora del tema, nace en mí la necesidad de compartir con la ciudadanía la información de las políticas públicas con enfoque de perspectiva de género, porque sólo así pueden conocerse tanto derechos como obligaciones respecto del tema.
El avance de las mujeres en los asuntos públicos hace necesario tener claro la perspectiva de género; entendiendo la diferencia de géneros mediante la sesgada generación de desarrollo y analizando las causas y los mecanismos institucionales y culturales que estructuran, en cada sociedad y en cada circunstancia, la desigualdad entre hombre y mujeres. Una vez conscientes de los efectos y las causas, debemos idear acciones para redistribuir equitativamente las actividades entre ambos sexos (tanto en el ámbito público como en el privado); valorar justamente los distintos trabajos que realizan hombres y mujeres (como el trabajo doméstico, los servicios, etcétera); modificar las estructuras sociales (mecanismos, reglas, prácticas y valores que reproducen la desigualdad), y fortalecer el poder de gestión y decisión de las mujeres.
Como un reflejo de los ideales y anhelos de la sociedad, las políticas públicas representan los objetivos de bienestar colectivo que nos permiten comprender hacia dónde orientar el desarrollo y cómo hacerlo; lo anterior, mediante la intervención pública y la distribución correcta de responsabilidades y recursos entre los distintos actores sociales. El papel de estas políticas públicas es materializar la acción del Estado —es decir, fungir como el puente visible entre el Gobierno y la sociedad—, y para lograrlo requieren un enfoque y aprovechamiento institucional.
Definitivamente, las relaciones que establecen hombres y mujeres en la vida cotidiana no son independientes del quehacer de las instituciones: la cotidianidad de género es vivida a través de éstas y mediante conocimientos y prácticas ya convertidas en hábitos. Si nos redirigimos a la práctica social y política, sabemos que las mujeres siguen sin contar con las mismas posibilidades de acceso a puestos, cargos y participación en la toma de decisiones, por mencionar solamente algunos ejemplos. Esto sucede porque, de alguna manera, siempre han sido cuestionadas nuestras capacidades en estas actividades, derivando en una violencia institucional por razón de género. Si desconocemos lo anterior, difícilmente podremos entender las repercusiones de sufrir este tipo de violencia.
Hay casos de éxito internacionales que nos ejemplifican la importancia de contar con políticas públicas con perspectiva de género. Países dirigidos durante la pandemia de COVID-19 por mandatarias y gabinetes liderados por mujeres, como Nueva Zelanda, Islandia, Alemania y Dinamarca, dan prueba de ello al ser reconocidos sus resultados en el manejo de la crisis sanitaria; lo cual termina siendo significativo si consideramos el porcentaje de naciones lideradas por una mujer.
¿Qué caracteriza a estos gobiernos y sus líderes? La efectiva implementación de políticas públicas con perspectiva de género, donde las mujeres pueden desarrollar su capacidad profesional sin ser mermadas, coaccionadas o minimizado su conocimiento, liderazgo y firmeza.
Con los enormes y evidentes retos de igualdad de género, debemos reconocer que tenemos mucha tarea en la difusión y discusión del tema para seguir poniendo sobre la mesa la necesidad de atender la implementación de políticas públicas con perspectiva de género en la administración pública.
*Presidenta del IRH filial Sinaloa
