Hoy México es uno de los tres países con más muertos por COVID en el mundo, las cifras catastróficas ya fueron rebasadas desde hace meses, hoy estamos a días de los 200 mil muertos; la jornada de vacunación no es un favor, es una obligación del Gobierno, pero no hay vacunas suficientes ni siquiera para un segmento de la población, la salud nunca había sido moneda de cambio electoral.
El desabasto de medicamentos también ha sido por malas decisiones, por la mala planeación y ejecución de políticas públicas que tenían como objetivo luchar contra la corrupción en la adquisición de medicamentos y ahorrar en la compra de insumos médicos. Crecieron los amparos y quejas interpuestas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para asegurar el tratamiento de distintas enfermedades, aún así el desabasto continúa y las muertes son “efectos colaterales”.
Nos encontramos con un escenario económico adverso, no se cuenta con incentivos gubernamentales de apoyos a las empresas por lo que quebró el 8% de las empresas en 15 meses según el INEGI el año pasado y continúa el conteo, esto aunado a los 20 millones de personas que necesitan un trabajo de tiempo completo, por lo que la economía mexicana está rezagada. Las proyecciones de recuperación del nivel del PIB de diversas calificadoras en un panorama positivo para México son en el 2023 y otras en 2025, cuando para otros países de Latinoamérica se proyecta para la mitad del 2022.
Durante el confinamiento la educación no fue la excepción de la regla entre la catástrofe, “Aprende en casa”; educación televisada, la mediocre respuesta del Gobierno, este suponiendo que así se lograría mayor cobertura de alumnos que no cuentan con facilidad al internet; con el entendido que el 92.5 % de los hogares en México cuenta con un televisor gracias al programa Transición Digital Terrestre del sexenio pasado, en el que se otorgó 10.2 millones de aparatos para migrar de la televisión análoga a la digital. Aún así, 2.7 millones de hogares no cuenta con uno.
No, aún no hablo de Venezuela, pero sin medicamentos y sin luz la diferencia cada vez es menos. Los apagones dejaron en evidencia la gran necesidad de nuestro país en políticas energéticas. Somos un país exportador de combustibles y ¿Dependemos del gas de EU? ¿Vendemos barato y compramos caro? ¿Es un problema de seguridad nacional?, las respuestas se tienen solas, no somos una nación tan independiente y la culpa siempre la tiene los que nos antecedieron; ya no se trata de culpas se trata de soluciones.
El pañuelo blanco de la eliminación de la corrupción ha valido para cancelar fondos y fideicomisos hasta el NAIM que costó 232% mayor a lo previsto, monto que puede incrementarse según la ASF.
En esta coyuntura lo único evidente es la inexperiencia de este Gobierno que aparentemente vino a aprender echando a perder. El autoritarismo es cada vez más cuestionado por el gabinete, gabinete que ha representado más bajas que logros. Los que antes comulgaban con el líder único decidieron bajarse del tren de la 4T, esa utopía aún no llega. Estamos frente a un gobierno que carece de empatía, gobierno al que la pandemia le cayó como anillo al dedo para justificar su falta de capacidad para gobernar.
Ya sabemos en dónde estamos, ¿Cómo hacemos campaña?
Es en esta coyuntura de política reaccionaria, basada en el resentimiento alimentado por toda una vida de búsqueda del poder por el poder, se requieren de candidatos sui generis y no es sinónimo de candidatos outsiders, aunque puede ser un complemento. Requerimos de candidatos con voz opositora, candidatos empáticos y decentes con propuestas que den solución coherente a los problemas.
Hay que volver a las raíces de la política, el político líder que persuada con hechos, que motive con su carisma y con un heraldo edificante del cambio, que sepa hasta que punto es sana la polarización ideológica y la competencia en el sistema de partidos. Candidatos que no olviden que la política es para servir a la gente y no para servirse de ellos, que la política no es solamente fotografiar bien, ni ir a tocar puertas y nunca volver. Candidatos no se olviden que la historia de los 18 años en campaña es una realidad y el futuro de los mexicanos esta en juego, por lo que serán unos meses intensos por más años de servir sin claudicar. Trabajar por volver a dignificar la política.
La campaña debe entender el voto de castigo porque en estas intermedias se pone sobre la mesa el posible referéndum de la actual gestión. La fatiga del electorado ante su discurso que en el 2018 resultó novedoso y que hoy después de dos años suena repetitivo, sin nuevas propuestas y menos un programa para abordar una nueva gestión.
Las deficiencias de ellos son nuestras fortalezas, sus errores son nuestros futuros aciertos.
¡Va X México!
A Doña Gloria Graciela Altamirano Portillo
*Consultora Política
