Opinión

Democracia amenazada

Rubén Moreira Valdez*

Nubes de tormenta se aprecian en el horizonte de la democracia mexicana. El 2024 representa un gran reto para la vida institucional del país y la legitimidad de quienes sean electos en esa mega jornada comicial. 

Morena se acerca a una prueba crucial para su futuro, el resultado de las políticas públicas que instrumenta será llevado a las urnas, que convertidas en tribunal darán un veredicto sobre su aceptación entre el electorado. Ojo, no me refiero a su pertinencia para desarrollar al país, eso es otra cosa.

Vayamos a los riesgos que es fácil advertir y que tienen tiempo incubándose, y pueden torcer resultados y condenar a la nación a no contar con autoridades respaldadas por el voto libre y consciente. 

Destaca el crimen organizado, que en sus varias modalidades controla una buena parte del territorio nacional y cada vez tiene una mayor participación en la vida económica y en las funciones gubernamentales. Es verdad sabida que muchos municipios, bajo amenaza, trasfieren recursos a los grupos delictivos e incluso obra pública. Y qué decir del dominio sobre las policías; la fragilidad presupuestal de estados y municipios los puso en manos de los capos. 

El INE dice poco sobre el tema y sucede lo mismo con la sociedad organizada, lideres de opinión, políticos y cámaras empresariales. Por otro lado, la mayoría de los gobernadores y la Guardia Nacional muestran una incapacidad manifiesta para evitar la intromisión delictiva en las campañas, cuidar a los candidatos o evitar el “narco fraude electoral”. De no actuar, muchas autoridades serán seleccionadas por los mafiosos. 

Las mujeres son una víctima destacada de la violencia en tiempos electorales. Ese tema poco se estudia. En el mundo académico, donde se dan importantes debates sobre todo tipo de tópicos relacionados con el género, pocos hablan sobre los riesgos que corren las mujeres candidatas.

El uso faccioso de encuestas es una más de las amenazas a la democracia nacional. Al acercarse los comicios surgen como hongos los estudios que dicen dar a conocer la preferencia de los electores. Cuatro temas se advierten: 1.– Muchas de las supuestas encuestadoras no son conocidas en el medio o están ligadas, como su principal cliente, a unpartido político; 2.- un examen de los antecedentes de las marcas nos refleja, en algunas de ellas, errores monumentales en sus resultados o tendencias amañadas; 3.- es evidente que el partido oficial las usa para distorsionar el ánimo de los ciudadanos y 4.- el INE y los tribunales poco actúan en el tema. 

Hay un tercer riesgo que en esta ocasión tararé: me refiero a los ataques por parte de las autoridades a las instituciones electorales. La intromisión del gobierno central es evidente y se documenta a diario. Hay, como nunca, un desprecio al orden jurídico y a la neutralidad. Tal actitud, tiene sin lugar a duda efectos en los resultados electorales.

Así las cosas, nos esperan tiempos difíciles.

*Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados

 

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