La inflación se situó en un 5,75% anual en la primera quincena de julio, según ha publicado este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El indicador hila así cuatro meses y medio por encima del objetivo del Banco de México del 3%, con una posible variación de un punto porcentual. El costo de los energéticos, principalmente del gas doméstico LP, y de ciertos alimentos básicos presionaron al alza los precios. La razón de fondo es, sin embargo, la recuperación económica mexicana y la de Estados Unidos, principal socio comercial, tras superar lo más duro de la pandemia.
La inflación aumentó un 0,37% respecto a la quincena anterior, el mayor incremento para este periodo desde 2012. Dentro del Índice de precios, la inflación subyacente aumentó un 4,64% anual, el mayor nivel desde diciembre de 2017, y un 0,31% respecto a la quincena anterior, algo no visto desde 1999. Las mercancías alimenticias experimentaron un incremento del 6% y la vivienda, uno del 2%. En cuanto a la inflación no subyacente, que incluye los elementos más volátiles, esta subió un 9,2%. Destaca el incremento del 14,5% de los energéticos, cuyo valor cayó en picado durante los primeros meses del año pasado debido al confinamiento. “La noticia de inflación que se da a conocer hoy es definitivamente mala″, ha escrito este jueves el subgobernador Jonathan Heath.
Por productos, los que tuvieron mayores alzas fueron el transporte aéreo, con un 56% anual, y el gas doméstico, con un 34%. Al incremento del gas, le siguen el de alimentos como el jitomate, con un 25% anual, o la manteca, con un 17,5%.
El fenómeno global, atado a la recuperación económica tras dejar atrás la parte más fuerte de la pandemia, cuando la demanda se desplomó. En Estados Unidos, la inflación alcanzó un 5,4% en junio, el mayor nivel en 13 años. Parte de este incremento se puede trasladar a México por medio de un encarecimiento de las importaciones.
El Banco de México espera que la inflación vuelva a estar dentro del rango objetivo para la segunda mitad de 2022. Sin embargo, en su última reunión a finales de junio, la Junta de Gobierno decidió aumentar la tasa de interés un 0,25% hasta el 4,25% después de que la inflación se situara en un 6,02% en la primera quincena de junio. Con esta medida, que sorprendió a los analistas, la institución bancaria dio un golpe de timón a la política de recortes iniciada en 2019 para enfrentar la desaceleración económica, ya presente antes de la pandemia.
México crecerá más de lo previsto en 2021, de acuerdo a las proyecciones del Banco de México. En la presentación del último informe trimestral en junio, la institución mejoró sus proyecciones para este año a una horquilla de entre el 5% y el 7%. Su pronóstico anterior estaba entre el 2,8% y el 6,7%.
Información: El País
Fotografía: BBVA