Un día de clases presencial en México tiene tras de sí gastos de operación a los que poco se les presta atención por rutinarios, pero son parte fundamental de la atención educativa presencial en el país.
Dejando a un lado el costo de las construcciones usadas cómo escuelas, los servicios asociados a las mismas, luz, agua, internet y, a veces, gas; las y los maestros son el eje de la educación presencial, por lo tanto, consumen parte importante del presupuesto educativo y aunque se dude, su reemplazo forzado por contagio o deceso por COVID-19, implica perder a un recurso humano con amplia preparación en la docencia, con un conocimiento previo del grupo escolar del que forma parte nuestra hija o hijo. Las y los maestros fueron opacados en relevancia frente a los operadores electorales del partido en el poder.
Si las y los maestros son el núcleo de la operación educativa presencial, las niñas, niños y adolescentes son la materia prima de esta y su razón de ser, pese a ello tampoco parecen ser la prioridad de la política educativa del gobierno federal.
La falta de pericia del ejecutivo le impide a este ver el costo, más allá del humano, de perder a las y los profesores, sin embargo, asombra que sean incapaces de notar que sin niñas, niños y adolescentes no hay educación ni presencial, ni remota. Asombra no identifiquen las profundas desigualdades sociales que atraviesan a nuestro país, asombra sean omisos en el gasto familiar asociado a la compra de cubrebocas, gel y productos de higiene para asistir a la escuela.
Sorprende que, pese a los aforismos del Gobierno Federal en favor de las personas con menos ingresos, en los hechos favorezcan un servicio educativo excluyente, en el que solamente aquellos en las condiciones de comprar y pagar por preservar la salud de su hija o hijo y que este obtenga las competencias y habilidades que se supone se enseñan en la escuela, podrán atemperar el rezago educativo consecuencia de la pandemia. Colocando en la espalda de aquellas personas que no pudieron cubrir estos gastos, meses y años de rezago educativo, laboral y social, personas que, se intuye, cargan ya sobre sus hombros condiciones de vulnerabilidad.
Diferentes voces identificaron esta omisión de la cuarta Transformación, entre ellos el Diputado Alan Castellanos Ramírez, del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, quien presentó una iniciativa, la cual buscaba obligar a la Secretaría de Educación Pública Federal y sus homologas estatales a garantizar las condiciones de acceso a cubrebocas, gel y jabón a los planteles educativos para alumnas, alumnos, personal docente y directivos. De haberse aprobado, habría significado que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) debía destinar más recursos para la compra de estos insumos, en lugar de buscar recursos para la ociosa Consulta sobre la Revocación de Mandato, evitando el gasto de bolsillo de las familias mexicanas.
Iniciativa que con gran responsabilidad suscribí, apoyada y votada en sentido favorable por su servidor, quien tiene el honor de presidir el Instituto de Formación Política Jesús Reyes Heroles, A.C. (IRH), de nuestro partido, el Revolucionario Institucional; think tanks, en la reflexión en favor de la innovación social con justicia se recrea, y desde el cual se continuará trabajando y apoyando propuestas que favorezcan la inclusión, la justicia y crecimiento con visión social.
Sin embargo, la falta de pericia y sumisión de la coalición gobernante en Cámara de Diputados cerró cualquier resquicio de diálogo para encontrar áreas de oportunidad para fortalecer el carácter inclusión de la educación en México y un acto de justicia con las familias mexicanas para prevenir el gasto en sus bolsillo de cubrebocas, gel y sanitizantes para que las niñas, niños y adolescentes asistan a la escuela.
Este acto de insensibilidad del gobierno federal rápidamente dejó ver sus lagunas, en los contagios de maestros y alumnos, pero también en la inasistencia a la escuela de alumnos por temor de ellos y de padres antes las bajas medidas de seguridad tomadas para el regreso presencial a clases.
Desde el Partido Revolucionario Institucional se identifica lo lacerante del gasto de bolsillo que las familias deben realizar para preservar la integridad de sus hijas e hijos, a la vez que se asiste a recibir educación.
Por lo anterior, las iniciativas tendentes a la protección e inclusión de las poblaciones más vulnerables siempre encontrarán eco y respaldo en el partido.