Redescubriendo el esplendor maya en Campeche
Durante más de mil años, los bosques densos del estado mexicano de Campeche ocultaron parte de la historia de una civilización que dejó huellas profundas en Mesoamérica. Lo que alguna vez se consideró un «punto en blanco» en el mapa arqueológico de las Tierras Bajas Mayas ahora revela un capítulo fascinante: la existencia de una gran ciudad perdida, conocida como Valeriana, junto a miles de estructuras que permanecieron invisibles bajo la espesa vegetación.
Utilizando tecnología LiDAR aérea, los arqueólogos han iluminado desde las alturas lo que el follaje escondía, identificando más de 6,700 estructuras que incluyen templos piramidales, calzadas, un campo de pelota y un sistema de embalses. Estos descubrimientos no solo confirman las sospechas de décadas sobre la riqueza arqueológica de Campeche, sino que transforman nuestra comprensión de la organización social y urbana de los mayas.
Luke Auld-Thomas, investigador principal del estudio, destacó la emoción de encontrar evidencia tangible de una densa red urbana en la región. Sus palabras reflejan una mezcla de sorpresa y satisfacción: “Por un lado, fue asombroso verlo; por otro, confirmó lo que esperaba encontrar”.
Campeche se sitúa entre dos regiones bien exploradas: el norte de Yucatán, conocido por sitios icónicos como Chichén Itzá, y el sur de las Tierras Bajas, famoso por sus jeroglíficos y altares. Sin embargo, su inaccesibilidad había mantenido ocultos los vestigios de su riqueza arqueológica. Con la llegada del LiDAR, este panorama está cambiando drásticamente.
Los datos revelados por esta tecnología muestran no solo la magnitud de Valeriana, sino también las complejas interconexiones entre los asentamientos de la región. Según Carlos Morales-Aguilar, arqueólogo de la Universidad de Texas, estos hallazgos desmienten la idea de que las ciudades mayas eran unidades aisladas. En cambio, pintan un panorama de vastas redes interconectadas que integraban áreas urbanas y rurales mediante calzadas, terrazas agrícolas y estructuras defensivas.
Este descubrimiento forma parte de lo que algunos expertos llaman la “revolución LiDAR”, que ha transformado los estudios arqueológicos al proporcionar nuevas perspectivas sobre el urbanismo y la planificación en las sociedades antiguas. Tomás Gallareta Cervera, académico del Kenyon College, celebra este avance como un marco invaluable para entender cómo los mayas adaptaron sus infraestructuras al entorno, asegurando su supervivencia durante milenios.
Sin embargo, el reto va más allá de desentrañar el pasado. Preservar estos lugares es esencial para garantizar que su legado perdure. Como Auld-Thomas subraya, estos sitios no solo representan ruinas antiguas; son parte de una historia viva, habitada y moldeada por generaciones, cuyo cuidado depende de nuestra capacidad para valorar y proteger su significado cultural y ambiental.
Los bosques de Campeche, que guardaron durante siglos los secretos de Valeriana, hoy revelan una historia de ingenio, conexión y resiliencia. Con cada descubrimiento, se escribe un nuevo capítulo en la comprensión de la grandeza maya y su impacto en el presente.
Información: CNN
Fotografia: LiDAR