Nuestro Partido defiende convicciones, no intereses.
El 11 de agosto de 2019 fui electo por la militancia priista del país no para cuidar prestigios personales o intereses de grupos políticos, sino para velar por la honra de la institución política que ha hecho posible el mayor periodo de desarrollo, estabilidad y gobernabilidad en México.
Aún siendo oposición, el PRI no pierde de vista su compromiso y trabaja cada día para proponer soluciones a los problemas que hoy preocupan a la sociedad.
Conozco a fondo mi Partido, en cuyas bases se sustenta y se sostiene su existencia misma, su capacidad, su ánimo y su propia evolución. Se trata de mujeres, hombres y jóvenes de muy diverso origen y formación, pero unidos todos ellos por un solo propósito: hacer el bien a nuestra Nación por medio de la justicia social y la democracia.
Por eso, quien se desvía de esa convicción tiene credencial de elector; es decir, tiene nombre y apellidos, y debe ser investigado por las autoridades de procuración e impartición de justicia, haciendo prevalecer en todo momento su presunción de inocencia y acceso a una defensa y asistencia jurídica.
Nadie es culpable ni puede ser castigado hasta que lo determine el Poder Judicial.
Como lo dijera el gran Jesús Reyes Heroles, un partido político, esté en el gobierno o en la oposición, forma parte del poder legal. Un partido es institucional o no es partido. Un partido está integrado en un sistema constitucional; por consiguiente, el PRI siempre estará del lado de la Constitución y de las leyes, siempre del lado del interés público y de la justicia.
Los contubernios y acuerdos en lo oscurito están en otro lado; en el PRI no.
Con la cara en alto, las y los priistas decimos a México que aquí estamos, que estamos orgullosos de ser priistas, que nuestro partido político está trabajando a su favor, que no nos escondemos ni nos victimizamos. Entendemos el juego político y a él apostamos para reconquistar su confianza y reconstruir a nuestro país.
Hoy México es noticia en el mundo, pero no por sus inversiones, su crecimiento, su desarrollo ni su modernidad, como sí lo era en años pasados, sino por la tragedia de miles de muertes a causa del Covid-19 y de la inseguridad, así como por la terrible crisis económica que puede dejar a 10 millones de mexicanos más en la pobreza.
Quienes hoy se atreven a decir que en años anteriores prevaleció la corrupción y que hoy, como acto de magia, ya no existe, es necesario que volteen a ver la forma en que el gobierno de Morena está adquiriendo bienes y servicios, cómo está operando los servicios públicos y de qué forma está contratando obra pública.
El reto no es menor, pero tampoco nuestras capacidades y nuestra voluntad por reconducir el camino perdido desde el 1 de diciembre de 2018, cuando el oficialismo morenista tomó las riendas del país pero que, al poco tiempo, demostró su falta de capacidad, visión y talento para conducir a un pueblo de 127 millones de personas, llevándonos al borde del precipicio.
El PRI está trabajando sin descanso para evitarlo y en favor de la Nación.
*Presidente Nacional del PRI