Renovación política: juventud y experiencia
Alberto Lugo Ledesma *
La política es una actividad que, a pesar de tener un objetivo noble como impactar positivamente en la calidad de vida de la sociedad, suele estar empañada por la corrupción y los intereses personales. Este es el caso de Armando Guadiana y Delfina Gómez, dos figuras políticas que, no obstante que son presentados como la renovación de la política en Coahuila y Estado de México, representan lo peor de la vieja política: el amiguismo, el compadrazgo, el conflicto de intereses, el tráfico de influencias y la corrupción.
Armando Guadiana, la “joven promesa” de Morena en Coahuila, es un ferviente defensor del uso del carbón como fuente de energía eléctrica, en momentos en los que el mundo se encamina a la transición hacia energías más limpias. Además, siendo senador de la República, mantuvo relaciones comerciales con empresas del Estado, lo que plantea un evidente conflicto de intereses; asimismo, se le ha acusado, junto con Caminos y Puentes Federales (Capufe), de haberse apropiado ilegalmente del agua del manantial «El Chiflón», ubicado en una comunidad desértica de Saltillo.
Por lo que se refiere a Delfina Gómez, la maestra de escuela del Estado de México con una “reputación intachable”, retuvo el diez por ciento del sueldo a los empleados de Texcoco para fines políticos, durante su mandato como presidenta municipal, y por lo cual el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) multó a Morena por 4.5 millones de pesos, lo cual la cataloga como delincuente electoral. Por otra parte, durante su gestión en la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Auditoría Superior de la Federación (ASF) descubrió irregularidades que ascienden a más de 830 millones de pesos.
En Coahuila y Estado de México, Manolo Jiménez y Alejandra del Moral, respectivamente, son las auténticas propuestas jóvenes que representan el verdadero relevo generacional en la política de sus estados y del país. Ambos, han demostrado una gran capacidad de gestión y liderazgo, en los espacios en los que se han desempeñado, además de estar comprometidos con el desarrollo y la justicia social de sus comunidades.
Manolo Jiménez es un joven empresario y político coahuilense, que a sus 33 años se convirtió en presidente municipal de Saltillo, en 2018. Durante su gestión, destacó por su compromiso con la seguridad, la educación y la inclusión social. Manolo impulsó acciones y programas sociales para apoyar a los sectores más vulnerables de la población, así como proyectos para promover el desarrollo económico y la generación de empleos en la capital del estado. Además, su gestión fue ampliamente reconocida en diversos estudios de investigación y recibió varios premios por su buen desempeño gubernamental, la apertura rápida de empresas y las prácticas ambientales y de limpieza.
Por su parte, Alejandra del Moral es una joven abogada y política mexiquense, empoderada y valiente, que ha destacado en el ámbito público desde temprana edad; a los 25 años, se convirtió en presidenta municipal de Cuautitlán Izcalli, abriendo el camino para otras mujeres en la política mexiquense y mexicana. Del Moral ha ocupado importantes cargos gubernamentales en el servicio público, en el Estado de México, como secretaria del Trabajo, o en el ámbito federal, como diputada federal y directora general del entonces Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi). Su trayectoria política está marcada por su juventud y coraje y es un ejemplo para muchas mujeres que buscan incursionar en el mundo de la política.
Ambos jóvenes, Jiménez y Del Moral, son propuestas frescas y renovadoras que están comprometidas con la justicia social para sus comunidades y buscan impulsar un cambio positivo en la sociedad. Su visión innovadora y su capacidad de liderazgo son una muestra de que la política puede ser una actividad noble y comprometida con la población.
En una época en la que la corrupción y la desconfianza hacia las instituciones públicas son temas de preocupación para la sociedad, figuras políticas como Manolo Jiménez y Alejandra del Moral son la luz de esperanza para el futuro de la política mexicana. Su compromiso con la transparencia, la rendición de cuentas y la honestidad, así como su capacidad de gestión y liderazgo, los convierten en verdaderas propuestas de renovación en la política de sus estados y del país.
La política mexicana necesita una renovación real y efectiva, en sus formas y en el fondo, que se aleje de los intereses personales y la corrupción. La sociedad está cansada de promesas incumplidas y de figuras políticas que sólo buscan beneficiarse a sí mismos. Es hora de dar paso a propuestas frescas y candidatos como Manolo Jiménez y Alejandra del Moral, que combinan juventud y experiencia. Sólo así, podremos construir una política comprometida con la justicia social y el desarrollo de nuestras comunidades.
* Secretario de Organización del Instituto Reyes Heroles
@albertolugomx