Niñez y adolescencia mexicanas, sin vacunas
Alejandro Moreno Cárdenas*
En México padecemos un círculo vicioso que gira en torno a la pobreza, la cual, a pesar de los dichos gubernamentales, no disminuye, sino que aumenta a pasos acelerados.
Además de las carencias educativas, alimentarias, de seguridad y salubridad, hoy padecemos una realidad nacional que nos indica que a mayor pobreza, menor cobertura de vacunas, dejando a millones de niños, adolescentes y adultos completamente desprotegidos frente a enfermedades que no solo pueden implicar gastos que les arrebate su poco patrimonio, sino la vida misma.
A través de las vacunas se estimulan las defensas inmunológicas para generar anticuerpos y con ello, dotar al organismo de la respuesta celular que lo proteja ante una enfermedad grave.
No obstante, en México se acumulan las personas que no tienen acceso a vacunas en el Sector Público, provocando retrocesos en los avances que desde hace décadas, gracias al trabajo de mujeres y hombres comprometidos con la salud, se habían logrado para prevenir enfermedades que pueden diezmar la calidad de vida de la población.
Hoy más de la mitad de la niñez menor de un año no ha recibido el esquema básico de vacunación, integrado por la vacuna triple viral, que brinda anticuerpos contra el sarampión, rubéola y paperas; hexavalente, contra la difteria, tétanos, neumonía, meningitis y hepatitis B; y la vacuna contra la tuberculosis, que es la enfermedad más letal que haya conocido la Humanidad y que tan solo el año pasado, debido a la falta de vacunación, provocó el contagio de 28 mil personas en México.
Se trata de un tema alarmante que no conoce de ideología ni intereses políticos, pero sí de inversión y políticas públicas eficaces para su atención.
Las vacunas no solo implican un pinchazo, pues gran parte de ellas requieren un refuerzo y en ese sentido, 73% de los niños no tienen la segunda dosis requerida.
Esto nos sitúa en una situación de extrema gravedad frente a un gobierno que no está invirtiendo en la salud ni prevención de enfermedades de su población.
A pesar de recibir en 2018 un país con un equipo profesional que implementaba amplias campañas de vacunación y cobertura médica, hoy la situación es otra, una de gran peligro, negligencia y criminalidad.
El México del año 2023 se caracteriza por la enfermedad, pobreza e inseguridad, frente a un gobierno que no tiene respuestas para ninguno de esos problemas.
Es urgente que se contrate equipo médico, se adquieran las vacunas que el pueblo necesita y se restablezca la red de distribución, en aras de solucionar esta grave amenaza a la salud pública.
Esto no es un juego y no puede esperar a 2024. El PRI exige que no se arriesgue la salud de los mexicanos y de inmediato se brinde a la niñez, adolescencia y adultez las vacunas que requieren para conservar su salud.
*Presidente del PRI Nacional y Diputado Federal