Opinión

Construyamos y reactivemos México

Emilio Grimaldo*

Aun en estos tiempos de crisis, hablar del sector formal de la construcción es ubicar al pilar para el desarrollo de un país; un gremio que siempre busca darle fuerza al crecimiento y a la generación de productividad y competitividad tanto en la obra pública, como en la privada.

La industria de la construcción, soporte del Estado, tiene como valores propios y ejes transversales:

  • Desarrollo y crecimiento
  • Transparencia pública y privada
  • Cero corrupción (por eso, son fieles a la propuesta de un eficiente manejo al Sistema Nacional Anticorrupción)
  • Integridad y Sustentabilidad
  • Responsabilidad Social Empresarial

Por eso, hoy nos detenemos en la reflexión del cómo se encuentra y que se necesita para poder reactivar este importante sector, en el entendido que, para ser un país competitivo necesitamos infraestructura de calidad con buenos cimientos y generadores de desarrollo.

Una mala distribución del presupuesto, corrupción, malos manejos del capital público, nepotismo y avaricia de gobernantes en turno, son algunas de las causas que han limitado el crecimiento de esta industria, una de las mayores generadoras de empleo.

Es necesario analizar a fondo la falta de crecimiento que atraviesa nuestro país. Nos queda claro que la falta de inversión presupuestal (2.6 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación, la más baja en once años), la baja productividad, el inexistente progreso en muchos de los sectores transversales a esta industria y, lo más importante, el alto impacto en la retención, despido y nueva generación de empleos, son las razones por las cuales millones de familias mexicanas dejaron de tener un sustento y de tener alimento en su mesa. Todo por las políticas públicas aplicadas por el Gobierno federal.

Por consiguiente, urge la elaboración de proyectos y planes focalizados para maximizar su desarrollo; agregando que, si bien los empresarios formales de la construcción lo siguen proponiendo y trabajando, son las trabas y obstáculos de algunas autoridades del Poder Ejecutivo, así como del Legislativo, las que impiden sean tangibles. Aquí enumero algunas:

  • Proponer adecuaciones a la ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas, con la finalidad de generar mayor transparencia en los procesos de contratación, así como darle un puntual seguimiento: “Ya basta de adjudicaciones directas y serviles a las autoridades en turno”.
  • Que integrantes de esta industria puedan incidir de conformidad, con la información proporcionada por los canales oficiales del Gobierno, en la toma de decisiones y rubros de asignación; eso activaría más rápido la inversión pública. Ante el escenario político, es mejor consultar a los expertos en el ramo.
  • Crear mecanismos ágiles, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes, con la intención de coadyuvar e incentivar la inversión privada difundiendo los beneficios, impulsando sus mejoras y dando seguimiento a todos los proyectos en sectores clave de las dependencias federales que estén en proceso de licitación o en etapa de preparación: “Necesitamos funcionarios que agilicen y mejoren la productividad de cada dependencia, ya basta de tanta mala burocracia”.
  • Creación de un instituto autónomo que sirva para la planeación y el desarrollo de obras, integrado por autoridades del orden federal, estatal y municipal, así como por empresarios expertos dentro del sector formal de la construcción. Planeación, licitación y desarrollo en su máxima capacidad de transparencia. Estamos hartos de la discrecionalidad presupuestal.

Las preguntas obligadas son:

¿Podrá el Gobierno federal —y sus ideas socialistas— emprender acciones que puedan potenciar el desarrollo de esta gran e importante industria?

¿Tendrán la capacidad de aceptar que este sector es importante y clave, para la generación de millones de empleos y con esto la reactivación económica familiar de nuestro país?

Esperemos, por el bien de millones de mexicanos que dependen económicamente de este sector, que el Gobierno federal pueda ver el abanico de oportunidades que generará al ejecutar obras a través de los empresarios formales de la construcción y no usando al ejército para llevarlas a cabo. Esta gran industria debe encontrar su cauce y servir en el desarrollo que todas las familias mexicanas deseamos para nuestro país.

 

*Presidente del IRH filial Tamaulipas

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