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Descubren posible “talón de Aquiles” del COVID-19

El virus causante  del COVID-19 podría tener un talón de Aquiles, se trata de una enzima indispensable para su supervivencia, lo que puede servir para el desarrollo de fármacos, esto es lo que se detallo por el científico Ernesto Estrada.

El matemático y experto en sistemas complejos de la Fundación ARAID de la Universidad de Zaragoza, Ernesto Estrada. optó en centrarse en encontrar objetivos dentro del SARS-CoV-2 para que nuevos fármacos ataquen. Esta proteasa principal sería “como el aparato digestivo, la que realiza la transformación de las poliproteínas en el virus”, explicó.

Agregó que al descubrir un aumento drástico en la sensibilidad de la proteasa principal del SARS-CoV-2 a pequeñas perturbaciones, les hizo sospechar que los inhibidores  (moléculas orgánicas, medicamentos o nuevos compuestos químicos) tienen un potencial de matar al virus.

“Me di cuenta de que los químicos ya habían encontrado algunos inhibidores potentes de la proteasa principal del SARS-CoV-2, y que habían resuelto la estructura de esta proteína a través de la cristalografía de rayos X. Fue impactante ver que esta proteasa es muy similar a la del coronavirus SARS, que produjo la epidemia de 2003, SARS-CoV-1″, puntualizó, 

Los resultados del estudio abren la puerta para usar protocolos de detección masiva de moléculas que permitan identificar potentes inhibidores del virus y  por consiguiente, para el desarrollo de nuevos medicamentos.

El investigador tiene experiencia en el análisis matemático de redes, por eso decidió tratar esa enzima como si fuera una red, para ello, representó su estructura de una manera matemática, en la que cada uno de sus 303 aminoácidos es un nodo y la interacción física entre ellos es representada con aristas.

Usando técnicas matemáticas estándares como más avanzadas las cuales fueron desarrolladas por él y su equipo logró analizar de cerca la proteasa principal del SARS-Cov-2, lo que le permitió descubrir diferencias con la del SARS-Cov-1, a pesar de que ambas tienen un 96 % de semejanza en sus secuencias de aminoácidos.

Estrada estudió tres tipos de inhibidores, dos de ellos “extremadamente potentes”, y descubrió que en la medida que un inhibidor “sea capaz de reducir lo menos posible esa sensibilidad a la transmisión de perturbaciones, más efectivo va a ser contra la proteasa”.

 

 

Con información de Agencia EFE

Fotografía de Sumarium

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